El invierno de Gulag (2022) sin límites previsibles…
El invierno de Gulag (2022) sin límites previsibles…
En entrevista realizada ayer por la noche en el canal 4 de la televisión sueca a una activista rusa en relación con la ceremonia celebrada en Moscú sobre la anexión de las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia al imperio Romanov. Ella, la disidente, mencionó tres hechos de máxima validez en la coyuntura actual: -El presidente Vladímir Putin parecía enfadado, y eso no es una buena señal. También, mencionó: -que los funcionarios políticos del Kremlin designados para las colonias recién unificadas se veían incómodos durante el encuentro con el jefe de Estado. Y, que, por lo general, las personas que asisten a las celebraciones oficiales son coaccionadas o pagadas. Esas palabras me hicieron recordar el relato de Francesk Serés, (Zaidín, España- 1972): Elvis Presley canta en la Plaza Roja.
Por qué el Déjà vu con el cuento de ficción del escritor catalán, por varias razones, la primera, referida al sistema de producción cinematográfica del aparato de propaganda del partido, que recorría el país en tren filmando puestas en escenas ficticias ajenas a la realidad que después en ediciones acabadas a la perfección relataban las mentiras del sistema, y la segunda, sin lugar a dudas al ver la majestuosidad de los salones del Kremlin, es imposible olvidarla subyugación y pobreza que el pueblo ruso ha padecido a lo largo de su historia.
Un largo recorrido, lleno de espinas, donde los rusos han tenido que sobrellevar todo tipo de vejámenes; desde la inhumana época de la familia Romanov, seguida por la Revolución Bolchevique que se transforma en una temida autocracia estalinista que converge tras la muerte de Leónidas Brezhnev en una serie de mandatos de poder muy breves, en un corto espacio de tiempo que desembocan en el efímero Glasnost.
La debilidad física y psíquica de Boris Yeltsin le hacen cometer quizás el gran fallo de su vida, al impulsar como su sucesor a Vladimir Putin (error que reconoce el propio presidente Yeltsin a su homologo Bill Clinton en la visita de Estado de este último a Rusia en marzo de 1998). Y, es aquí donde nos encontramos hoy ante un totalitario presidente que tiene al mundo en vilo.
En este punto hay que ser objetivos, si bien es cierto que en lo militar el presidente Vladimir Putin no le ha ido bien, también hay que reconocer que los efectos de esta invasión en la economía mundial han causado estragos y no se sabe todavía cuando tocará fondo.
En rueda de prensa, el primer ministro de Suecia, Magdalena Andersson, a tempranas horas del día de ayer viernes, indicaba que el atentado terrorista contra los gasoductos Nord Stream, únicamente es posible que lo lleve a cabo un Estado, debido a su complejidad, y a la carga explosiva que supone este tipo de denotaciones, capaces de derribar este tipo de infraestructuras críticas.
También, el primer ministro del país escandinavo informaba, que este tipo de acciones no se podían pasar por alto y menos quedar impunes, al mismo tiempo reiteraba su apoyo incondicional a Ucrania. Se refirió, igualmente, a la anexión ilegítima a Rusia de las provincias mencionadas anteriormente y, por supuesto, al endurecimiento de las sanciones contra el gobierno del Kremlin que entrarán en vigor a la brevedad. En síntesis, este fue el común denominador de la vocería emanadas por los funcionarios de la OTAN, UE, Estados Unidos y líderes europeos en relación con las temerarias acciones de Moscú de las últimas horas.
No obstante, el mensaje de mayor calado fue el siguiente: -Putin está acorralado...
Y, aquí surge la pregunta, ¿es prudente o psicológicamente inteligente, decirle a una persona ya acorralada, que está sin salida posible?
La respuesta, pudiese ser no. No cabe duda, de que el presidente Vladímir Putin está en una mala posición en estos momentos, tanto en el plano internacional como a lo interno del feudo y es en este tenor donde convergen los temores de la activista rusa con los recientes acontecimientos suicidas que indican que no hay límites en la mente del ideólogo de esta guerra y que está dispuesto a todo. Según un artículo de Tatiana Kastouéva-Jean publicado hoy por Le Monde Internacional: "La guerra de Putin ha entrado en una nueva fase aún más peligrosa.
En el lapso de una semana, las tropas rusas han atacado con fuego de misiles a la ciudad de Zaporiyia, en el norte de Ucrania, donde se encuentra la central nuclear del mismo nombre, dañada hace semanas por fuego de artillería, pese a las advertencias del peligro que esto conlleva. Se ha saboteado una infraestructura crítica para el suministro del Gas Natural al continente europeo.
Probablemente, Putin ya no tenga salida posible a estas alturas. ¿Qué le queda por hacer en un arranque de desesperación?