Fischer vs. Spassky, tablas, partida No 20, Reikiavik, 1972

¿Qué demonios recorrían la mente del excanciller Gerhard Schröder cuando se aventura a firmar el memorando de entendimiento para la construcción del gasoducto Nord Stream?
— Germán & Co

Corría el verano de 1972 en Reikiavik, capital de la lejana Islandia. Escondida en el gélido océano Atlántico, para ser más exactos, en su universo norte, lejos de las pesadillas económicas y geopolíticas de su primo menor, el mar Báltico

Si hay algo fascinante debido a su complejidad e inexplicable inteligencia es la creación de las biosferas en las cuales habitamos y, ¿por qué no decir?, sobre la concepción del hombre. Las mismas incógnitas surgen con relación a la diversidad de los ecosistemas que arropan al planeta y que no nos dejan de sorprender por sus perspicaces y misteriosas composiciones.

En Islandia convergen muchos de estos paradigmas. La luz de la constelación solar alumbra con tal intensidad durante el verano, provocando un extraño fenómeno —para los que no somos de ahí, por supuesto— durante el cual la noche desaparece y la claridad se extiende a lo largo de las veinticuatro horas del día. Luego, ese mismo raudal de luminosidad se va extinguiendo a medida que se avecina el otoño para ausentarse por completo en el invierno, convirtiéndose en oscuridad eterna que complica el alma del ser humano.

Sin embargo, estamos centrados, también, en los enigmas de la biodiversidad de los medios ambientes. La cercanía de Islandia con el Ártico la debería hacer inhabitable; sin embargo, no es así. Ese peñón perdido en las cercanías del Polo Norte cuenta con una increíble fuente casi infinita de energía geotérmica proveniente de la copiosa actividad de sus volcanes. Es tal la cantidad de fuerza en evolución en sus cavernas subterráneas que la presión de esta busca de algún escape fracturando el suelo insular, lo que da como resultado la formación de géiseres. Ellos, con furia, emanan chorros de agua caliente y vapor casi en estado de ebullición a decenas de metros de altura. Estas particulares condiciones hacen a Islandia autosuficiente en su consumo de electricidad, producto de su abundante energía geotérmica.

Es gracias a la simbiosis única de la diversidad biológica de ese delta, inhabitable en otras condiciones, que se convierte en un microcosmos apto para el desarrollo de la vida del ser humano. Esa pequeña población de islandeses, cercana a las cuatrocientas mil personas, se dice que es una de las sociedades más felices sobre la Tierra; sin embargo, la realidad pareciese ser otra: su tasa de suicidio es una de las más altas del mundo.

Contrario a sus países hermanos del viejo continente, esos no cuentan con los beneficios naturales de ese ecosistema generoso en materia de energía, lo que los hace dependientes de variantes exógenas para su producción de electricidad, y para más inri, en estos momentos padecen de la falta de un combustible clave para su subsistencia: el gas natural.

¿Cuál es el porqué de esta desgracia que desde hace meses hace mella en la economía de millones de familias europeas?

Las respuestas pueden ser simples: por una parte, se debe a la estrategia bélica del imperio zarista a contraer el suministro de gas natural al continente. Otra, pudiese ser, la ingenua o, mejor dicho, inexplicable deficiencia en la planificación económica de las autoridades políticas europeas en materia de combustibles fósiles. Grave, grave error el haber entregado la dependencia de su oxígeno para su sostén a manos de una sola e impredecible fuente. Ningún funcionario público puede alegar ahora que no fueron advertidos sobre los escenarios que podrían suceder en el futuro en esta materia.

La historia y sus contrasentidos… Corría el verano de 1972, para ser más exactos, martes 11 de julio. Uno de los ecosistemas más puros y solitarios del orbe, Islandia, había sido elegida sede —quién sabe por qué razón, a lo mejor, para contribuir a depurar la contaminada atmósfera de aquel siniestro mundo bipolar— para convertirse en el anfitrión de uno de los eventos más connotados de la Guerra Fría, la llamada Partida del siglo por el campeonato mundial de ajedrez.

La cobertura mediática del evento deportivo se desarrolló bajo una estrategia de intensa propaganda por parte de ambos sistemas políticos y, la atención del mundo estaba centrada en todos los —globos sonda— que se disparaban desde ese circo montado en la diminuta Reikiavik.

Las idas y venidas, de si participa o no en la partida, del impredecible niño pródigo del ajedrez y aspirante a campeón mundial, Robert (Bobby) James Fisher (Chicago, Illinois, Estados Unidos, 9 de marzo de 1943), en representación de los Estados Unidos. Su rival, conocido como el caballero del deporte de reyes, gran maestro internacional y campeón mundial de ajedrez, Boris Vasilyevich Spassky (San Petersburgo, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, 30 de enero 1937), era la otra estrella de esta puesta en escena.

El aspirante a campeón mundial de ajedrez, Bobby Fisher, quien recién hasta el día anterior, 10 de julio, había decido su participación por el campeonato, —hecho nada extraño en él, debido a su conocida costumbre de sacar el mayor beneficio económico posible de la situación—. Sin embargo, esta vez, fuera de alcanzar las metas materiales, se tuvo que recurrir a una llamada telefónica del secretario de relaciones exteriores de Estados Unidos, Henry Kissinger, para hacer finalmente viable su participación en la Partida del siglo.

El montaje del campeonato se realizó en el Teatro Nacional de Islandia. La disputa se jugaría a veinticinco partidas, y el primero de los dos ajedrecistas que alcanzara la ansiada y necesaria puntuación de 12,5 puntos sería coronado como el nuevo campeón del mundo. En síntesis, uno de los dos bloques políticos ganaría esa guerra mediática de connotación mundial. No obstante, en esa estratagema de eruditos con inteligencias supernaturales, la perdida se circunscribe solo al deshonor de haber sido derrotado ante los ojos del mundo.

-- -La expresión Chicken run se aplica a una escalada ofensiva en que ninguna de las dos partes tiene nada que perder. (The Chicken “Josefina Mesa ... - Blogger”).

Especulando, después de cuarenta y nueve días de desgaste cognitivo y cincuenta y cuatro movimientos, quizá podemos pensar que ese fue el tenor de la penúltima partida (20) por el campeonato mundial de ajedrez entre Spassky y Fisher, el 29 de agosto de 1972 en el Teatro Nacional de Islandia, para premeditadamente forzar tablas.

Ahora, la pregunta es: ¿Rusia y Ucrania se encuentran en «tablas» después de casi ocho meses de ofensivas?

Es una cuestión difícil de responder, dada la cantidad de variables que implica. Si bien es cierto que en estas últimas dos semanas Ucrania había tenido importantes avances militares debido al refuerzo en su arsenal con armas de tecnología sofisticada provenientes de sus aliados en Europa y Estados Unidos. También hay que ser objetivo y entender que, al inicio de esta demencial cruzada, la destrucción de infraestructuras civiles y críticas ocasionadas por las fuerzas invasoras habían sido devastadoras y su reconstrucción tomará décadas.

Todo cambia y a la velocidad de la luz, primero, el 26 de septiembre, sucede el sabotaje terrorista a las tuberías de Nord Stream 1 y 2. Segundo, el sábado 8 de octubre, la explosión de un camión bomba en el estratégico puente que une Crimea con Rusia continental le provoca daños severos. Tercero, el 10 de octubre Rusia lanza un ataque con 75 misiles de largo alcance de alta precisión a diferentes regiones en Ucrania, incluyendo focos de población civil, haciendo más incierto el desenlace de esta guerra.

El papel de China e India en el conflicto…

Hechos concretos versus la dialéctica política. En cuanto, a la cauta posición de China e India en esta guerra. No obstante, ambos países han puesto de manifiesto su oposición al conflicto, tanto en la reunión del 18 de septiembre en el marco de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), Samarcanda, Uzbekistán y, con su voto de abstención, el 13 de octubre en la votación de la resolución condenatoria de la Organización de Naciones Unidas a Rusia por la anexión ilegal de cuatro territorios ucranianos. Se quiera entender o no, han sido ---gestos políticos fundamentales--- para evitar una escalada en la guerra a un potencial conflicto global. Y, es aquí, precisamente donde hay que hacer hincapié en el papel histórico que jugó China (el aliado olvidado por la historia) para poner fin a la Segunda Guerra Mundial.

Las «infraestructuras» que no se reponen, desafortunadamente, son las vidas humanas. En cuanto a las bajas en el contingente militar, se estiman en una cifra aproximada a los cuarenta mil las víctimas, en lo que respecta a la población civil la información es disímil entre dos a cuatro mil muertos, sumado a un éxodo de cientos de miles de refugiados. Tras la forzada retirada de las tropas rusas de los territorios ocupados por los avances de la campaña de las fuerzas militares ucranianas, se ha descubiertos hallazgos comparables a los de los genocidios perpetrados durante la Segunda Guerra Mundial en contra de las minorías por la supuesta supremacía nazi.

En lo que se refiere a la economía global, la situación no es mejor, considerando que miles de familias europeas se encuentran al borde de caer en cesación de pago con sus compromisos financieros, producto del proceso inflacionario. Hay que tener presente que el erario mundial venía saliendo de un proceso recesivo producto de la pandemia. No solo la europea, sino que toda la economía global se ha visto afectada de manera severa producto de esta guerra.

Una de las razones del proceso alcista es el sideral precio de la electricidad, producto del conflicto militar, en donde la oferta del gas natural se ha visto restringida estratégicamente como arsenal bélico.

Se acerca la revolución de los alquileres

Para los 44 millones de hogares que alquilan una casa o apartamento en los Estados Unidos, la inflación sigue empujando los costos cada vez más altos. La ira también está aumentando. Podría ser un punto de quiebre.

 (NYT, Connors Dougherty, 15 de octubre 2022)

De continuar este proceso inflacionario al ritmo actual, los peligros para el sistema financiero son de proporciones similares a las del año 2008, ahora no solo sería el origen en la morosidad en el pago de las hipotecas del sector inmobiliario sino que el retraso en los pagos de los compromisos financieros adquiridos es mucho más amplio en la presente coyuntura provocando una toxicidad mayor en la economía.

---Gazprom/Putin - Nord Stream/ Schröder «¿Un negocio ético?».

 

… Frecuentemente, se ha analizado el caso Gazprom desde el punto de vista de su actividad principal, es decir, del gas. Sin embargo, durante la etapa Putin, está adquiriendo una posición relevante dentro del conjunto de instrumentos de que dispone el gobierno ruso para intervenir en la economía y en las relaciones del país con el exterior. (Gazprom «¿Un instrumento de política económica y exteriores rusas?». Rodrigo Sánchez Andrés, 2055, España).

 

Geográficamente, Ucrania ha tenido un cometido importante en la comercialización del gas natural para Gazprom. Esta posición le ha significado contar con un precio preferencial en el mercado del gas ruso. Sin embargo, el origen geopolítico es mucho más serio que la complicación de Ucrania. Anotemos, solo para recordar las incursiones extraterritoriales de Rusia en el último siglo: Finlandia (1939), Hungría (1956), Checoslovaquia (1968), Afganistán, (1979), Chechenia (1994-1996, 1999-2009), Osetia del Sur (2008), Crimea (2014), Siria (2015), Kazajistán, (2022) y Ucrania (2022).

 

La historia nos indica que la política déspota del Kremlin no ha cambiado. Y es por ello por lo que el arsenal de gas natural es, de hecho, un elemento de coerción en su conducta expansionista.

Mucha agua ha corrido bajo el puente Nord Stream. Hemos revisado antecedentes en la política exterior de la Federación Democrática Rusa, y no cabe duda de que la preocupación internacional con relación a enterrar un tubo de esta magnitud en aguas internacionales en el Báltico ha sido un tema de controversia y debates.

Desde un inicio el proyecto contó con la oposición por parte de los países bálticos, es decir, Estonia. Letonia y Lituania, además de la objeción de Polonia y Estados Unidos.

 

En lo que se refiere a la cuestión medioambiental, el asunto fue debatido a fondo, y se escribieron cientos de documentos que anticipaban los peligros del proyecto. Sería imposible poder entrar en ellos ahora. Pienso que con estos dos antecedentes recientes se resume la situación:

 

A medida que los costos de energía de Europa se disparan, Rusia está quemando grandes cantidades de gas natural, (BBC News).

Los científicos del clima describieron las impactantes imágenes del gas que salía a la superficie del mar Báltico esta semana como una "liberación imprudente" de emisiones de gases de efecto invernadero que, de ser deliberada, "equivale a un crimen medioambiental". (www.worldenergytrade.com, 3 de octubre de 2022).

¿Qué demonios recorrían la mente del excanciller Schröder cuando se aventuró a firmar el memorando de entendimiento para la construcción del gasoducto Nord Stream?

Antes de tratar de contestar a la pregunta, es imprescindible reflexionar sobre el siguiente antecedente, que hace aún más difícil entender la conducta del ser humano. El excanciller Gerhard Schröder nació el 7 de abril de 1944 en la localidad de Mossenmberg, a los trece meses de vida, el 7 de noviembre de 1945, Alemania es dividida. La vida del excanciller evoluciona en un país fracturado, hasta el 9 de noviembre de 1989 con la caída del Muro de Berlín. El político convertido a cabildero de la industria eléctrica fue testigo de facto de esa mezquina segmentación. Ahora, por mucho que su tendencia política coincida con la del otro bloque, el patriotismo, si es que lo hay el alma Schröder, lo debió haber hecho reflexionar sobre la encrucijada en que estaba introduciendo a su país y al continente europeo.

 

Ahora vamos a tratar de resolver una tesis muy simple…

Alemania, el país europeo más infiltrado por el espionaje ruso Moscú está interesado en la industria energética y la infraestructura crítica

(ABC, Rosalía Sánchez, corresponsal en Berlín, 11 de octubre, España)

 

No es difícil descifrar la equis en este caso: dos semanas antes de las elecciones federales de 2005, cuando la disputa entre el canciller y su oponente, Angela Merkel, se encuentra en un punto decisivo de la contienda electoral, con una tendencia negativa en las encuestas de opinión para el entonces canciller. Ante este escenario, el promotor de proyectos energético recurre a una acción de pánico, tipo —sálvese quien pueda—, y toma la decisión de arrimarse aún más al frondoso resplandor de las cúpulas doradas de la ciudadela amurallada de Moscú, para lo cual acude al auxilio de su buen amigo.

 

Y ¿quién es ese camarada?

El gran amigo es el teniente coronel, camarada Vladímir Vladimirich (Platov) Putin, exagente de la KGB, quien desde 1984 a 1990 se desempeña como espía en Dresde, en la extinta República Democrática Alemana, hacia el final de la Guerra Fría. Ahora, convertido en el supremo presidente de la República Federativa Democrática de Rusia, para concretar un sueño que había bautizado a lo mejor con un Nostrovia en algún momento de los años noventa.

El pacto —Putin / Schröder— se transforma en un buen negocio para ambos caballeros: para el canciller se convierte en gloria para su alma y en oro para sus bolsillos al ser nombrado presidente del consejo de administración de la petrolera Rosneft. Para Gazprom, un buen negocio para sus finanzas si se toman en consideración los índices de pago de la factura por el suministro del gas natural de los contratos existentes a la fecha. Y, para Putin, en lo geopolítico, extraordinario. La idea, concebida por primera vez en la década de 1990, fue finalmente sellada el 8 de septiembre de 2005 por una declaración de intenciones conjunta por parte ambas naciones.

El nuevo gasoducto se extendería desde Rusia a través del Báltico hasta Alemania, sin tener que transitar por territorios que habían sido hostiles al proyecto. Con esto, Gazprom, además, ahora se beneficiaría de los costos de peajes por uso de suelo que le correspondía pagar a Bielorrusia, Polonia y los Estados bálticos, por un lado, y por el otro lado, tener que lidiar con la burocracia de cuatro países independientes y contrarios a la idea. Feliz cumpleaños, un gasoducto con una longitud de 1222-4 km enterrado a una profundidad de entre 60 a 80 metros en aguas internacionales del mar Báltico, donde nadie, absolutamente nadie, podría tener alguna intrusión sobre el tubo, propiedad de la riqueza de la ciudadela de Moscú, un jaque mate extraordinario a Occidente.

Si bien es cierto que Alemania, por su dependencia histórica con la producción de energía a base de carbón y por supuesto su condición de gran país exportador, ha tenido como prioridad asegurar una constante en el suministro eléctrico, en la mayoría de los análisis se da a entender que para el gobierno germano prevaleció lo económico ante que lo político, esto pudiera tener algo de credibilidad en la firma del acuerdo de Nord Stream 2, donde el canciller Angela Merkel erró en su cálculo político, debido a su convicción, de que los negocios son negocios y la política es política, sin profundizar en que es muy difícil cambiar la conducta de un lobo siberiano más aún si se tiene en cuenta su pasado.

 

Los peligros de cruzar la raya…

Bobby Fisher la cruzó en dos sentidos. En el buen sentido, de una manera excepcional al quebrar la hegemonía soviética en el deporte de reyes al derrotar de manera contundente en la partida No 21 el 30 de agosto de 1972 a Spassky.  Fisher se convirtió en héroe para su país y para el mundo.

El fantasma de los demonios ya se hacía sentir fuerza al interior de su mente, en un acto imprudente en el año 1992 viola con el embargo impuesto por la Organización de Naciones Unidas a Yugoslavia para jugar una partida de exhibición contra Boris Spassky. Y para colmo, como si esto fuera poco, durante la conferencia de prensa a su llegada a Belgrado, en un arranque de locura, escupe sobre un documento del departamento de Estado de su país. Actos que le llevan a sanciones con pena de cárcel en los Estados Unidos. Por ello emprende una larga peregrinación hasta conseguir asilo político en Islandia, hasta su último día 17 de enero del 2008 a los 65 años en condiciones espirituales deplorables. 

Boris Spassky no fue perdonado por el sistema por su derrota en Reikiavik. Toda su gloria anterior de gran maestro internacional y campeón mundial de ajedrez no contó para nada. En 1976 cruza la raya, se asila en Francia, donde adquiere la ciudadanía francesa en el año 1978. En el año 2008 visita a Fisher en su exilio en Islandia.  En el año 2012 regresa a Moscú en condiciones poco clara, según su hermana lo atribuye a una crisis emocional debido a los dos derrames cerebrales que lo afectaron en un periodo de 10 años.

El eterno matrimonio —Putin / Schroeder— tuvo frutos para ambos.  Putin se convierte en el albacea del excanciller y a su vez Schröder asume la función de secretario privado y vocero del presidente Vladímir Putin. Esta relación abierta y de conocimiento, no es la praxis común en política, menos tratándose de dos naciones con un peso geopolítico de absoluta responsabilidad. Obviamente, que esta amistad cruzó la raya y por lejos… La cuestión aquí es ¿por qué la inteligencia germana, no actuó ante una —sociedad financiera— que implicaba tanta peligrosidad para su propio país como para el mundo?  

Las consecuencias de ese amiguismo supuestamente inentendible se transforman en una tragedia global. A raíz de la invasión rusa a Ucrania el precio del gas natural también cruza la raya… El 17 de octubre de 2021 el gas natural se cotizaba a 3,9 y 16,1 US$ por millón de unidades térmicas británicas (MBTU) en los mercados de Estados Unidos y Europa respectivamente. Hoy el gas natural en esas mismas plazas se valoriza en 5,2 y 34 US$ por MBTU individualmente.

 

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